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Debates del equipo asesor

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Abierto por:

José Luis Torres

Abogado

¿El personal contratado de una asociación puede desvirtuar la esencia del asociacionismo como fórmula de participación social?

13.09.11

Cuando se constituye una asociación, ésta se ve impulsada sólo por el esfuerzo de sus socios y voluntarios. Sin embargo, una vez que comienzan a obtener fondos, se inicia un proceso de profesionalización de técnicos y de personal de gestión. De manera que los empleados pueden convertirse en un poder dentro de la asociación que provoque una derivada no prevista ni deseada por el cuerpo social de la entidad, sólo por la necesidad de mantener los puestos de trabajo creados.

Mi propuesta de debate es; ¿no os parece que en las asociaciones en las que existe un número importante de empleados, éstos terminan condicionando a la propia asociación en sus actividades y fines? Igualmente, ¿No os parece que cuando los dirigentes de las asociaciones se convierten en personal retribuido, éstos condicionan sus decisiones conforme a sus necesidades salariales?

En definitiva, aun considerando importante profesionalizar las tareas técnicas y de gestión de una asociación de cierta magnitud, ¿no se corre el riesgo de que tomen el poder de la asociación al contar con toda la información y determinar a qué convocatorias presentarse, y con ellos qué actividad deberá desarrollarse? Y si ello ocurre ¿quedaría desvirtuada la propia esencia del asociacionismo como fórmula de participación social sustituyéndose por organizaciones cuyo fin principal es la tutela de los puestos de trabajo?

Espero vuestra participación.

Respuestas

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#1

Aportada por:

Elena Lluch Pascual

Asesora particular especializada en ong's

Trabaja en:

Asesor particular

13.09.11

Me encanta el tema que propones.Gestiono muchas asociaciones y he visto de todo y me planteo muchas veces estas dudas. Pero si he de generalizar y dar mi opinión te digo que creo que en muchas ocasiones es necesario contratar a estos profesionales o personal que presta servicios en las asociaciones, ya que dedican su vida a ello y luego no pueden ni pagar el alquiler de sus casas. Están dedicando prácticamente siempre horarios laborales eternos, sin fines de semana. Creo que en parte es lícito querer sobrevivir de algo a lo que le dedicas tanto tiempo y esfuero.
Ahora, por otra parte, no debe convertirse en una especie de inem a la carta y diseñar sus propios proyectos para contratarse ellos mismos. Algunas de las entidades que conozco, la gente que trabaja y a la par son voluntarios, muchas veces reniegan de su propia contratación en beneficio de otros, pasando al paro y así sucesivamente.
Para que no existan conflictos de intereses ni tengan más poder contratados que voluntarios y la asociación siga su ritmo, creo que es imprescindible que un departamento de recursos humanos, junto a la directiva, trabaje siempre por guiar este camino. Los recursos humanos, el equipo, siempre tiene que estar gestionado-guiado (no me gusta “dirigido”) por alguien que no pierda de vista “el norte”. Es muy fácil que el día a día y las necesidades de unos y de otros nos lleven a tomar decisiones apartadas del objeto de la asociación, no sólo en el ámbito de proyectos relacionándolo con la contratación. Alguien debe mirar desde arriba y velar por seguir el rumbo correcto.

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#2

Aportada por:

Bertha Argueso Herrmann

Protectora de animales y plantas

Trabaja en:

Asesor particular

14.09.11

EFECTIVAMENTE ES UN TEMA INTERESANTE. DESDE MI EXPERIENCIA EN ESTE SENTIDO, ESTOY TOTALMENTE DE ACUERDO CON LA CONTRATACION DE MIEMBROS DE LA ONG COMO PERSONAL ASALARIADO. LLEGA UN MOMENTO QUE LAS NECESIDADES DE DEDICACIÓN, PROFESIONALIDAD, ETC. SUPERAN LO QUE SE ENTIENDE POR VOLUNTARIADO. POR LO TANTO, LO VEO CORRECTO, YA QUE ADEMÁS SUPONE QUE LA PERSONA CONTRATADA ES LA QUE MÁS INTERES PONDRÁ EN REALIZAR SU TRABAJO Y LA QUE MENOS PROBLEMAS LABORALES CONLLEVARÁ, YA QUE ES PARTE ACTIVA DE LA PROPIA DINÁMICA DE LA ONG.

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#3

Aportada por:

Marc Masmiquel Mendiara

Diseñador y consultor de proyectos de cooperación

Trabaja en:

Asesor particular

18.09.11

Comparto el punto de vista del interés de esta cuestión.

Tras unos cuantos años colaborando y trabajando en diferentes asociaciones sin ánimo de lucro, al igual que Bertha y Elena plantean, es fácil observar cómo se dan situaciones dispares y especificidades que hacen difícil contestar de modo categórico a la cuestión “¿El personal contratado de una asociación puede desvirtuar la esencia del asociacionismo como fórmula de participación social?”.

Hay ONG que son “guantes”, es decir que se amoldan a la gente que las integra y esto sucede muchas veces cuando se suma una iniciativa personal de sus fundadores y paulatinamente se amplia el campo de acción. En estos caso a veces se puede observar cómo la dirección de la entidad perpetua un modus operandi con tendencia a la opacidad frente a nuevas incorporaciones con responsabilidad. Pero este hecho no es exclusivo de entidades de pequeña escala, sino que se puede observar en entidades más grandes…

Profesionalizar algunas cuestiones implica dar por aceptado que la implementación de objetivos funciona y que todo se gestiona de un modo correcto… no obstante estas formas no olvidemos que vienen heredadas de planteamientos muchas veces exportados de disciplinas muy diferentes, y me refiero al EML (esquema del marco lógico) que no es otra cosas que una sistemática operacional del mundo de la empresa, basada en objetivos y un estructuralismo que a veces se centra en las formas y en indicadores… pero la realidad es más compleja y los últimos 20 años del trabajo del tercer sector han sido testigos de una serie de cambios troncales en el corpus social de su intervención, en su “misión social” u objetivos globales…

Del mismo modo que conceptos antaño oriundos de movimientos tachados de radicales, ahora son usados hasta por grandes empresas (véase la manida RSE de diferentes empresas multinacionales, donde se hace gala de su excelencia social, ambiental…), en el mundo de las ONG de cooperación por ejemplo, hay funciones sociales que por estar profesionalizadas y con cargos asalariados no garantizan una mejor gestión. La calidad de las intervenciones sigue siendo multipolar y no depende sólo del gestor y cómo gestiones, sino que el background y el oikos/ambiente en el que se materialice explicita su utilidad social… que sigue siendo el alma mater de la deontología de las ONG.

Las ONG de intervención no son negocios, no tienen por objeto ser productivas y lucrativas, son una forma contemporánea de asociaciones de compromiso.

Los excesos de contratación o la mera profesionalización de algunos cargos o funciones puede ser contraproducente si se sigue una dinámica empresarial, se precisa de Juntas directivas de ONG abiertas, generosas y conscientes de lo que significa cooperar y compartir inteligencias, algo que no sólo se define por la voluntad de ayudar, ni por los cv profesionales.

Sintetizando: el perfil de la persona contratada puede ser extraordinariamente útil para una ONG si esta persona tiene una previa experiencia de colaboración no remunerada más o menos extensa. Hablamos de un paradigma no competitivo, no meritocrático, no paternalista, si es así, entonces será de gran utilidad y se mejorará el alcance de tanta energía voluntaria. Obviamente los casos de nepotismo o sueldos endógenos en las ONG de cooperación generan una contradicción real siempre que no existan órganos de control rotativos, dialogantes y abiertos. Tener contratada a gente que coordine las cosas puede ser un apoyo puntual, pero no una solución, pues el objeto social de muchas ONG nunca podrá ir asumiéndose si se equipara a un trabajo al que accede por concurrencia competitiva. En este mundo, al menos lo que he podido experimentar en diferentes geografías y entidades es que la generosidad es un valor a la baja que debe enfatizarse y promoverse y algo así debe estar presente en los profesionales asalariados que trabajen en ONG, la generosidad se demuestra no se certifica, por eso hay que tener un punto de vista amplio y más necesitado de implicación que de profesionalización.

Hay muchos profesionales que trabajamos voluntariamente en muchas entidades e iniciativas como complemento ético y personal de nuestra actividad remunerada. Todos los profesionales pueden hacerlo.

Opino, para finalizar, que el futuro nos invita a reinventar este modelo, y nos obliga a cooperar trascendiendo la visión del trabajo dando paso a tácticas y modelos cooperativos. Algo de base ancestral, pero que necesariamente deberá materializarse si las ONG quieren ser íntegras y coherentes con sus objetivos sociales. Las juntas directivas deben velar por esa nueva inteligencia colaborativa que tan necesaria es en las sociedades contemporáneas.

Un abrazo.

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