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Publicado por: Equipo Canal Solidario

TIC y participación, ¿dónde quedan las ONG?

08.10.13

internet

En este artículo Jaume Albaigès nos habla de cuáles son las principales cuestiones que deberían preocupar a las ONG relacionadas con las tecnologías del empoderamiento y la participación. ¿Es posible recuperar la complicidad con la ciudadanía? ¿Y con nuestra base social?

Fuente: Canalsolidario.org

Autor: Jaume Albaigès

Cuando hablamos de TIC y participación a las ONG lo primero que necesitamos saber es a qué nos estamos refiriendo. La parte TIC es bastante clara, pero el concepto participación puede tener muchísimas acepciones y, en todo caso, seguro que tiene un espacio de proyección muy amplio: el voluntariado, el activismo social, la toma de decisiones, etc.

Todos estos, y otros, son espacios de participación en los que las bases sociales de las ONG, y la ciudadanía en sentido amplio, pueden (y deberían) desempeñar un rol protagónico más allá de las estructuras formales más evidentes (órganos de gobierno y equipos técnicos). En el pasado, y con más o menos razón, se ha justificado la dificultad de poder abrir estos espacios más allá de ciertos umbrales por razones físico-económicas.

En el fondo no es una situación muy diferente de la que encontrábamos, y que todavía se manifiesta, en otros contextos, particularmente en la participación ciudadana en el ámbito de la política (o de la cosa pública, para ser más precisos). Actualmente, sin embargo, la disponibilidad de determinados recursos a costes razonables, especialmente en el ámbito TIC, cuestionan fuertemente aquellas limitaciones aceptadas. Las barreras espacio-tiempo y los costes económicos tienen un impacto mucho menor gracias, sobre todo, al largo proceso de progresiva digitalización que hemos ido viviendo las últimas décadas. Simplificando el dibujo, el triángulo formado por Internet, los dispositivos móviles y las redes sociales permite que la información, primera piedra para una participación efectiva y de calidad, circule prácticamente sin ningún tipo de obstáculo entre una parte cada vez más amplia de la ciudadanía.

Esta introducción más o menos extensa me sirve para situarnos en el punto en que ahora mismo me parece más necesario que las ONG se posicionen a nivel global: la defensa de las estructuras que nos han permitido abrir estos espacios de comunicación, de intercambio libre de información y conocimiento entre personas y comunidades.

Después de unos veinte años en que Internet ha pasado de ser un curioso juguete a un espacio potente como el que hoy conocemos, nos encontramos inmersos en una disputa nada trivial en que los poderes clásicos, particularmente los gobiernos, pero también algunos agentes económicos, desarrollan iniciativas regulatorias que tienden a interferir, condicionar o limitar la libertad de actuación en la red que hasta ahora hemos conocido en términos generales: el espionaje a la ciudadanía, la persecución de la disidencia, la eliminación de la neutralidad tecnológica, el favorecimiento de determinados lobbies, etc. son algunas de las situaciones que hemos conocido en los últimos años.

El riesgo de involución existe y las ONG deberían ser conscientes. De entrada todas aquellas que defienden los derechos humanos (implícitamente se supone que la práctica totalidad, mientras que algunas se posicionan de forma explícita y preferente en este ámbito). Pero también todas las que en la acción social, la protección del medio ambiente, el fomento de la cultura de paz o de la solidaridad internacional con los países del sur han visto como Internet les ofrecía un canal y unas herramientas para dar a sus luchas el eco que nunca habían tenido. Todas las ONG, pues, harán bien en empezar por proteger los espacios de acción y participación que la red ofrece. Si la red se debilita también lo harán las causas particulares de cada entidad.

Lo que hace falta es que la gente hable de y se preocupe por las causas que las ONG defienden

Dicho esto, podemos entrar ya en aquellos territorios probablemente más obvios y de mayor proximidad a la actividad específica de cada organización. Algunas posibilidades también afectan al conjunto de las entidades. Por ejemplo, potenciar la gobernanza interna favoreciendo que la base social participe con más facilidad en los procesos de toma de decisiones: asambleas virtuales, espacios de deliberación y consulta online, etc. Este es uno de los grandes retos pendientes para la mayoría de entidades, que han construido su gobernanza en otros tiempos, concentrándola en relativamente pocas manos y no siempre con la máxima transparencia hacia su base social. Curiosamente, se observa como aquellas ONG (y también otros tipos de organizaciones como movimientos sociales y formaciones políticas) que han nacido en tiempos recientes hacen una apuesta y un uso más natural para este tipo de posibilidades tecnológicas y, en consecuencia, “logran tener más motivadas a sus bases”.

De cara al exterior, las ONG necesitan terminar de convencerse de que el control del mensaje ya no es importante, que promover la presencia de la propia entidad, del propio logo, en el conjunto de la sociedad, tampoco es la prioridad. Lo que hace falta es que la gente hable de y se preocupe por las causas que las ONG defienden. Por tanto, las entidades deben pensar cómo conseguir este estado de complicidad ciudadana con la propia misión y, al mismo tiempo, facilitar herramientas, recursos y conocimiento a sus bases sociales. En un momento en que cualquier persona puede crear y difundir contenidos en cualquier formato con mucha facilidad, las ONG deben favorecer la motivación y la proactividad de la gente.

Y también deben explorar las posibilidades que las nuevas herramientas irán ofreciendo. En este sentido, hay que salir también de la zona de confort digital y aventurarse a ir más allá de los espacios o las herramientas más habituales. Pongamos un ejemplo que lo haga entender: Instagram está teniendo un crecimiento fortísimo en número de usuarios únicos, que además son muy activos. Es una herramienta muy sencilla de usar y al mismo tiempo permite viralizar con muchísima facilidad porque se concentra en formatos audiovisuales y añade la mínima paja posible. La gente se plantea retos entre sí, se recomienda, se hacen concursos autoadministrados por la comunidad… ¿A ninguna ONG no se le ocurren maneras más o menos originales o adaptadas para potenciar su causa a través de una plataforma así? ¿Seguimos haciendo el teletipo de nuestras noticias institucionales (de dudoso interés) a través de Facebook y ya está?

Vamos, ONG, animaos a dar un paso más y aprovechad, en complicidad con la gente que os rodea, toda la tecnología que tenemos al alcance para multiplicar vuestro impacto.

La imagen es de Tonymadrid Photography en Flickr

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