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Inclusión y Derechos Humanos: Orgullo LGTBIQ+

28.06.21

Se ha logrado la equiparación de derechos de las personas LGTBIQ+ y las heterosexuales en muchos lugares del mundo. Sin embargo, ello no implica que no sigan existiendo países que no reconocen los derechos de la comunidad LGTBIQ+ y que estas personas sigan sufriendo discriminación, prejuicios y persecuciones en todas nuestras sociedades. Eventos como las marchas del Orgullo suponen un avance fundamental hacia la protección de los Derechos Humanos, ya que empoderan al colectivo y visibiliza su causa y las realidades y restricciones que enfrentan en la actualidad.

Hace dos semanas nos despertábamos con la polémica noticia de que el Parlamento de Hungría, liderado por el primer ministro de ultraderecha Viktor Orbán, había aprobado una nueva ley que prohíbe la “promoción” y visibilización de la homosexualidad frente a menores de edad, vetando prácticas como tallares escolares, libros o materiales audiovisuales que aborden cuestiones de sexo y género (La Vanguardia, 15 de mayo de 2021). Esta norma básicamente impide expresar absolutamente cualquier información o enseñanza acerca de la homosexualidad (prohíbe incluso películas como Bridget Jones o Harry Potter por alusiones a la homosexualidad). Además, el paquete legislativo aborda a la par la protección de los menores frente a pedofilia, lo cual ha generado la reacción de los activistas por la evidente y perversa vinculación entre ambas cuestiones por parte del Gobierno.

Esta no es la primera medida que se toma al respecto en los países de la Unión Europea. Viktor Orbán ya aprobó el año pasado una ley que prohibió a las parejas de gays y lesbianas adoptar niños. En 2013, en Rusia, se aprobó una ley que impedía la denominada “propaganda gay”. El año pasado, unas 100 localidades de Polonia se declararon como áreas libres de ideología LGTBIQ+. En Serbia se han prohibido diversas manifestaciones y marchas del Orgullo.

Fuera de Europa, las situaciones son aún más aterradoras. En África, los abusos y la discriminación están a la orden del día en países como Botsuana, Camerún, Kenia, Senegal, Tanzania, Togo o Uganda, y en el norte del continente y algunos países de Oriente Medio, como Egipto, Bahrein, Marruecos o Túnez, se detiene y encarcela a personas LGTBIQ+ por cargos de “actos licenciosos” o “conducta inmoral”. En América, Brasil es el país más mortífero para personas trans, y en países como Venezuela, El Salvador, Honduras o Bahamas se dan numerosos asesinatos, persecuciones y crímenes de odio cada día. En Asia, en concreto en Sri Lanka y Bangladesh, las personas LGTBIQ+ sufren hostigamientos, discriminación y violencia (Amnistía Internacional, 2021).

En total, existen en el mundo 11 países en los que la homosexualidad puede ser castigada con la pena de muerte, y un total de 70 países tipifican como ilegales las relaciones entre personas del mismo sexo (la mayoría terminan en penas de cárcel) (Íbid). Dicho esto, en todo el mundo existen en ciertas esferas, sectores y espacios sociales en los que se promueven dinámicas y actitudes de intolerancia hacia las personas LGTBIQ+.

Para poner fin a esta situación de discriminación y abuso, es fundamental dar una respuesta cooperativa e inclusiva. Debemos impulsar mejorar globales a todos los niveles, aumentar la vigilancia y protección de los derechos ya existentes y proporcionar espacios de expresión para que las personas LGTBIQ+ puedan manifestar sus preocupaciones y luchar por sus libertades.

La lucha por los derechos del colectivo ha superado retos históricos, y el Orgullo es una de las herramientas con las que han contado para demostrar que no se esconde y que está orgulloso de ser como es. La promoción de los derechos de las personas LGTBIQ+ es fundamental para conseguir que toda persona esté orgullosa de quién es, erradicar la homofobia, eliminar estereotipos de género, frenar la exclusión social y, lo más urgente, salvar vidas.

Respecto al Tercer Sector, además de que muchas organizaciones trabajen por la lucha de los derechos del colectivo, es fundamental que estos también queden incluidos en nuestra misión, valores y dinámicas internas. Debemos crear lo que se conocen como safe places to work, lo cual generará que las personas puedan expresar orientación sexual y de género con total libertad. Hay que entender en qué tipo de sociedad vivimos y de qué manera queremos integrarnos en ella. Nuestra organización debe ser un ejemplo y espejo donde todos puedan reflejarse. Eso implica poder abrir las puertas a que todas las personas puedan manifestar su orientación sexual sin temor.

¡Feliz Día el Orgullo!

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