Saltar al contenido principal

Mujeres afrodescendientes en la sociedad española

27.07.21

El pasado 25 de julio se celebró el Día de la Mujer Afrodescendiente, una ocasión para visibilizar y sensibilizar sobre la realidad que enfrentan las mujeres negras a diario. Además, desde 2015, y hasta 2024, nos encontramos en el Decenio Internacional para los Afrodescendientes, el cual tiene por objetivo proteger los derechos de las personas afro, reconociendo sus aportaciones y la preservación de su rico patrimonio cultural. Las mujeres afrodescendientes enfrentan algunas de las realidades más complejas en nuestras sociedades, y es nuestro deber luchar porque puedan disfrutar dignamente de una vida plena y sin discriminaciones.

Las mujeres africanas y afrodescendientes enfrentan muy diversas barreras fruto de la discriminación en su día a día: color de piel, sexo, género, procedencia, estatutos migratorio/situación administrativa, etc. Estas situaciones se agravan aún más si la persona en cuestión pertenece, por ejemplo, a colectivos como el LGTBIQ+ o si manifiesta determinadas creencias religiosas. En concreto, según los datos del INE, sabemos que en 2019 había en España 750.000 personas inmigrantes afrodescendientes, sufriendo todas ellas, especialmente las mujeres, discriminación por ser quienes son.

Existen estudios que calculan que hay entre uno y dos millones de personas afro en España, pro son estudios generados por la sociedad civil, no por instancias oficiales. Esta es otra de las barreras que enfrenta la población afrodescendiente, y es que no existe datos oficiales fiables. De esta forma, resulta difícil visibilizar con datos en mano las barreras institucionales y de otro tipo que sufren las mujeres negras, impididiendo la concreción de un problema para su posible resolución. “El País Planeta Futuro” hace una referencia al respecto demoledora: existe un censo para contabilizar el número de mascotas que sufren maltrato al año, pero no uno para contabilizar el número de personas negras en España.

La discriminación que sufren las mujeres afrodescendientes se refleja en diversos ámbitos de la vida, como en el acceso a la salud, la educación o el empleo. Por ejemplo, sabemos que la brecha salarial de género en 2019 se situaba en el 11,9% según Eurostat. Además, las vías de acceso al empleo hacen que se reproduzcan los roles propios de la sociedad patriarcal. Muchas de ellas acaban empleadas en el mercado informal en sectores de cuidados y otros trabajos de baja caulificación. Según el estudio recogido en el informe lanzado por Movimiento por la Paz el pasado 25 julio, “Mujeres africanas y afrodescendientes en España: análisis de los factores de discriminación en el acceso a la salud, la educación, el empleo, la vivienda y los servicios sociales” (financiado por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones), el 82% de las mujeres africanas y afrodescendientes en España sufre discriminación en el ámbito laboral y el 74% estima que su color de piel no sólo limita su capacidad de encontrar un empleo sino también de acceder a puestos de responsabilidad profesional.

Sumado a esto, las mujeres afroamericanas tienen más probabilidades de vivir en zonas urbanas marginales y sobrepobladas, sufriendo así un mayor riesgo de contagio de COVID-19. Esta precariedad incrementa, a su vez, el riesgo de sufrir diferentes violencias contra las mujeres, limitando las opciones para encontrar un espacio seguro.

La pandemia acentúa las formas multifacéticas y acumulativas de desigualdad y discriminación que sufren. Por ello, ahora más que nunca, los Estados deben incluir una mirada plural y transversal a la hora de abordar las graves repercusiones de la pandemia COVID-19, incluyendo medidas específicas contra la discriminación racial y de género en las respuestas para hacer frente a la crisis sanitaria, social y económica mundial y su impacto en la vida de las personas (Movimiento por la Paz).

Por un lado, se deben adoptar políticas en las que las mujeres de ascendencia africana participen en el diseño de las mismas y aporten en su implementación, además de en los procesos de mejora continua. Por otro lado, es importante ser totalmente conscientes de que España no es un “país blanco”, sino que cada vez es más diverso y todas las mujeres afrodescendientes deben encontrar espacios en nuestra sociedad en los que sentirse cómodas y respetadas. El Tercer Sector debe asumir su rol en esta labor y contribuir a proteger los derechos de estas mujeres.

Trata sobre:

  • Otra
Compárte en las redes sociales

Comentarios

Publicar comentario

solucionesong.org
Un proyecto de